sábado, 20 de agosto de 2011

Yo no me venia para aca....


Nop... mi destino original era Argentina...

Y el cuento es que tengo un amigo que mas o menos cada navidad durante unos 3 años, como mensaje navideño se despedía porque al año siguiente se iba para Argentina. Para sus amigos ya era como parte del discurso esperado, casi que lo podia haber puesto en sus tarjetas navideñas....

Hasta que un año de verdad como que lo hacia en serio... Vendio su apartamento en Chacao. Cuando lo hizo todos nos sorprendimos !se va de verdad!

No era mi primer amigo autoexiliandose. Al contrario si algo tengo que reclamarle a la situacion politica de mi pais es el haberme ido desprendiendo de mis amigos mas queridos y de una gran parte de mi familia, tierrita de por medio. Solo mediante internet hemos podido ir mas o menos retomando los contactos, pero quien puede realmente revivir las cenas navideñas, con maracaibo 15 de fondo, y las hallacas que hacía mi abuela. No hay sotfware en el mundo que pueda simular algo así.

Mi primer amigo en irse fue Emilio, él, inteligente, muy inteligente. Llego a la temprana y radical conclusion de que Venezuela estaba frita y empanizada. Que lo que se estaba gestando no iba a poder resolverse sino con al menos unos 15 años o mas de trabajo arduo y muy sufrido. Yo no le creí, no le quise creer. Hasta le llame traidor. Claro le dije que traicionaba a su patria al irse y no dar pelea. Pero en realidad lo que le decía mi corazón es que me traicionaba a mi al dejarme sin su presencia cercana. Se despidió de mi en un torniquete del metro, me cantó una canción al oído, de country para que fuese aun mas triste la despedida, y se fue... Se fue practicamente sin dinero y sin mayores planes, ahora unos 10 años después tiene su green card, trabaja en un excelente puesto y tiene todo lo que en Venezuela le estaba costando demasiado conseguir.

Luego fue Jesse, quien con una beca para estudiar Ingles hizo de su patria Inglaterra, y solo vino una vez para despedirse definitivamente. A ella aun no la consigo ni por facebook. Solo una vez me llamo sorpresivamente al celular, llorando porque alla nunca salia el sol. Ella antes vivía en la Guaira, cerca del Mar Caribe.

Ahora le tocaba a Marcelo... A quien decidí acompañar un dia en que ya no podia mas con las malas noticias que, por mis obligaciones laborales tenia que leer a diario. Tarde 5 años en darme cuenta que Emilio tenia muchisima razon. Y que mi país ya no era mi país, y mucho menos era el sitio para levantar una familia. A las 8 am de un lunes de Agosto llame por celular a Marcelo y le dije "me voy contigo".

Y asi comenzaron los planes, tan detallados y exhaustivos que hasta ya sabia en que barrio iba a vivir, cuanto me costaría el alquiler y cierta idea de que tipo de negocio iba a montar. Hasta veía programación Argentina para irme acostumbrando al acento y entrenando mi cerebro para el cambio. Aunque nunca llegue a solucionar la inexistencia del Nestea de durazno...

Tomada firmemente la decisión venia entonces la carpintería. Libreta en mano paso a paso, pasaportes, fotos, permisos, diplomas certificados y demás papeleria indispensable. Llega el momento de resolver como carajos sacar la plata con un sistema de cambio dictatorial y como seria el proceso de legalizarme en mi país de destino. Eso de irse ilegal no.

Lo del dinero pues nada jugarselo a la bolsa de valores, lo que en realidad resolvi casi por casualidad, porque en realidad yo investigaba era como invertir en cosechas de vino en Chile. Pero fue muy util. Ahora los que se quedaron no tienen esa opción.

Lo de los papeles fue otro rollo. Planificado mi dia, fui al trabajo vestida para impresionar, y por cosas del destino terminaron devolviendome a casa porque mi perfume, al parecer, le disgustaba mucho a mi jefa. Pero solo a ella... mejor para mi. Derechito a la Embajada de Argentina. Donde facilmente podría haber sido yo la esposa del hombre invisible. Me trataron como, como si no hubiese pasado por la puerta. Nadie me supo dar respuestas y lo único que recibí fue un panfleto de sus exportaciones especializadas. Descorazonada llame a una amiga mientras me fumaba un cigarro y pensaba como resolverlo. Ella llego a la conclusion siguiente: igual si yo necesitaba una cuenta en dolares porque no la abría en Panamá, !Excelente idea! !Taxi! a la embajada de Panamá por favor.

Y resulta que los viernes no atendían al publico, pero un muchacho muy simpático me deja pasar y me pone a conversar con una señora muy simpática en su oficina. Alguien a quien siempre le estaré agradecida por su amabilidad conmigo, mi familia y mis amigos.

Ella me explico todo el proceso y mucho mas, llegue a las 10 am y sali a las 3 pm. Porque resulto ser que yo era alguien muy interesante para una apuesta que ella había hecho con el asesor político de la Embajada. Yo le dije claramente que Chavez volvería a ganar las elecciones, especialmente en contra de Rosales. El asesor, como muchas otras personas no me quiso creer, así que pasamos un buen rato discutiendo el porque.

Feliz y encantada con los panameños, con mapas, teléfonos y demás. Llame a la agencia de viajes para cambiar el pasaje. 15 dias después salia rumbo a PTY, solo que llegue justo para la semana de la patria. Cuando no queda nada mas que hacer que irse de shopping...

El ultimo día, descubrí que tener los bolsillos de bolívares en el extranjero es menos simpático que si fuesen billetes de monopolio. Al menos lo últimos te sirven para comprar casitas de plástico. Los primeros no servían ni de servilleta. Asustada por que estaba casi sin efectivo, me fui al HSBC, banco donde había metido mis papeles para abrir mi cuenta.

Ahí conocí a quien yo llamo mi príncipe panameño, un moreno delgado de lentes, y con una muy linda sonrisa, que siempre te hace sentir que hay alguien en el mundo que te entiende. Él nada podía hacer, simplemente no había manera alguna de cambiar bolívares por dolares o por euros o por fichas de domino. Cero. Y no fue porque no lo intentara, él llamo a cada sitio imaginable, solo para obtener la misma respuesta. Preocupado hasta se ofreció a prestarme algo de dinero. Apenada y desacostumbrada a no tener liquidez lo rechace. Al final me dice que porque no intento contactar a la amiga de la otra señora y como ella tiene un negocio que me de algo de efectivo pasando mi tarjeta. Excelente idea! quien diría que el tendría una idea que luego seria explotada hasta lo máximo por panameños y venezolanos. Los panameños sacaban unos 500$ por cada raspada de tarjeta y los Venezolanos compraba cupos de cadivi. Ni a Ruben ni a mi se nos podría haber ocurrido nunca que una situación de emergencia como esa pudiese servir de negocio redondo.

Ruben, la gente de la Embajada y la Sra de la tienda. Me dieron a entender que el corazón de Panamá era enorme. Viniendo yo de un país donde cada quien anda en lo suyo y mono no carga a su hijo, esa amabilidad me hizo tomar una firme decisión...

En un solo día comprimi todo lo que tenia que haber hecho en 5 y con dos maletas nuevas y recargadas regrese para decirle a mi mama "nos vamos a Panamá"


2 comentarios:

  1. ay amiga, ojala yo pueda decir eso algun dia... con maletas en mano decir, adios Venezuela...

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  2. Me encanto jaja, este tipo de historias siempre me han fascinado.

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